Ángel Caído

miércoles, 20 de mayo de 2009

Ade, El Ángel Caído

I


El comienzo de mi nuevo e inesperado giro de vida, empezó un día como otro cualquiera. Me encontraba por la noche, en mi cama, exhausta después de un largo y duro día de trabajo, pero a pesar de ello, no podía conciliar el sueño. Intenté no pensar en nada, en relajarme mentalmente y físicamente pero nada de lo que hacía servía. Entonces decidí bajar de la cama, me envolví con el batín que tenía en la cómoda y me lo puse por encima, a modo de capa.
Tenía el pelo enmarañado de tanto dar vueltas en la cama, pero aún así me posé a mirar cerca de la ventana. La luna volvía a estar llena, entonces súbitamente pude percibir una oleada de viento que me acarició la cara, desde el pómulo hasta la sien y entonces oí la entonación de alguien que me susurraba al oído….Como si de una melodía se tratará. Entonces por un instante, una mirada se cruzó con la mía, apenas duró unos segundos, tal vez, pero los vi. Volví a ver esos ojos oscuros de nuevo, como me solía ocurrirme en las noches de luna llena. Esa mirada, tenebrosa y resaltante frente a la oscuridad de la noche. Me volví a sentir cómo poseída por algo o alguien, que me observaba por algún motivo que yo en ese entonces desconocía. Y la duda me hizo estremecer. Lo que no sabía era que esa noche mi destino iba a cambiar, para siempre.
Decidí volver a la cama, pero algo me detuvo, no si bien fue mi instinto o lo que vieron de nuevo mis ojos. Tuve que retroceder unos pasos y apoyarme de nuevo en el borde de la ventana, con los brazos extendidos hacía atrás, sin poder impedir que la capa cayera al vacío por la ventana, al poder contemplar tumbado en mi cama a una figura extraña, apoyado sobre el único cojín que había. No sabría definir qué era, ya que por su forma de ser se parecía a un ser “no humano”. Tenía una fisonomía delgada, cuya piel era más blanca que la nieve. Noté cómo movía sus largos dedos de sus manos, largos y blancos como su piel. Los movía en dirección a mí, haciendo un gesto de que me aproximará a él...
...Y de tanto que me acerqué a él, caí en sus manos.

Fue entonces, cuando ocurrió. Extendió sus enormes y grandiosas alas, una de color blanca y la otra de color negra. Y echo a volar llevándome a un lugar al cual aún yo desconocía.

Fui conducida a un mundo inmortal, donde ángeles caídos y vampiros abundaban en él. Ambos con sus distintas razas y especies, cumpliendo con sus obligaciones de su especie. Vampiros y ángeles caídos conviviendo juntos en un mismo mundo inmortal,pero respetando las reglas de cada clan. Supe más adelante que "Ade",pertenecía al clan de los Ángeles Caídos.

Los ángeles caídos son aquellos ángeles que descendieron a la tierra vieron a las hijas de los hombres y se encantaron con las mismas. Debido a esto, comenzaron a revelarle al hombre algunos de los secretos del cielo; como por ejemplo el movimiento de los cuerpos celestes (astrología), el arte de hacer armas, y el mejoramiento de la cara y el cuerpo con maquillaje y perfumes (vanidad). Algunos hasta se enamoraron y tomaron como esposas a mujeres terrenales.

Esa soy yo, Emily. Todas las mujeres del clan fueron en su pasado humanas y conducidas como lo soy ahora yo...